¿Qué tiene tres dormitorios, dos cuartos de baño, piscina comunitaria, terraza, barbacoa de leña, balancín, lavavajillas, lavadora, horno, vitrocerámica, cochera y aire acondicionado/calefacción?
Un sueño hecho realidad :D
Tras arduos trabajos a lo Persiles y Segismunda en busca de un piso el año pasado conseguí un chic pisito viejo en el barrio antiguo de la ciudad. Lo que en su momento me pareció pintoresco y encantador bajó los cálidos rayos de sol del verano en invierno se reveló como un decrépito nido de grietas, agua fría y grados bajo cero a tutiplén, con un divertido añadido: de repente me avisan de que se va a reformar el edificio y hala, todos a la p*** calle. Por alguna razón inescrutable, Eduardo y yo le caímos en gracia al portero y al simpático matrimonio dueños de la tienda de enfrente (no de manera simultánea), y se compincharon para proporcionarnos una alternativa: un precioso apartamento en las afueras por, básicamente, el mismo precio.
Vale, que ya no seré una city-girl. A la mierda, tengo Vestidos de novia. La mudanza es en marzo.
Por favor, que alguien le diga a los de la editorial Vestidos de novia que hacer libros sin márgenes, fuente a 9 puntos y sin interlineado no es buena idea, sobre todo cuando el contenido ya de por sí es de una densidad más que justificada. Llevo hora y media de lectura y veo doble...
Pero no importa, dejando de lado a los temibles exámenes ( LEER MAS, estos libros para el 8, ese examen para el 7, el otro para el 9, no paro hasta el 25, arrrghh), mi mente sadomasoquista ya está contemplando la posibilidad de echarle otro año a esto de la universidad y sacarme también Filología Románica. Con todo, no sé si podré seguir durante mucho tiempo con este ritmo trabajo-estudio porque, sí, a pesar de ser una mujerhechayderecha con negocio propio (si bien poco económico), también soy una universitaria descocada a la que le avergüenza estar todavía decorando los pasillos de una facultad. Bueno, y quien dice decorar, no lo dice en serio, porque estoy pasando una de mis habituales crisis de "si es que ya no ligo", durante los cuales me dedicado al autotormento recordando mis felices días de perversión y precocidad de adolescencia.
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